Así que, según lo que señalamos en los anteriores posts, hay dos serias amenazas para el equilibrio y la buena salud de nuestro planeta, y ellas son: la propia madre naturaleza, y la mano del hombre. En lo que respecta a la primera… bueno, aunque es cierto que en los últimos tiempos se ha visto también influida por los humanos, lo cierto es que es algo que no se puede evitar (todo lo más, prevenir y tratar de paliar sus efectos para el mínimo de pérdidas de cualquier sentido). La segunda ya es otra cuestión, es algo que sólo la raza humana puede cambiar y resolver, y pensar en mecanismos para hacer que nuestra presencia en la Tierra tenga nefastas consecuencias, como pudimos ver.
Una de las teorías que se manejan entre científicos y sociólogos más radicales es que el principal problema es la alta tasa de ejemplares de la especie humana habita el planeta. Esto es, hablando en plata, que hay demasiadas personas viviendo en este momento sobre nuestro orbe natural, y otro problema añadido sería la mala organización con la que lo hacemos. Mientras algunas zonas están casi deshabitadas, otras contienen un índice de población que roza la locura y se convierte en una verdadera amenaza para la naturaleza y la salud del planeta. Así que muchos se plantean que tan importante como el número de personas que pueblan la Tierra, es la forma en que lo hacen; y que una buena forma de conseguir este objetivo sería con una organización de la natalidad.
Una proposición no muy popular la verdad, porque ¿a cuántos de nosotros nos gustaría que nos dijeran cuántos hijos debemos tener, por exceso o por defecto? En la mayoría de los países, esto se ha convertido en una decisión personal de los padres; y en los que no es así, es una cuestión de política, y si no de tradición y poco control sobre la natalidad. Como siempre, nunca llueve a gusto de todos, y en lo que a nuestra parte del mundo se refiere, en todo caso pecaremos de falta de descendencia… ¡Ah!, pero como podemos ver gracias al ascenso de numerosos sitios webs xxx amateur, nuestros intentos para procrear y el que los demás nos vean en ellos sí que nos agrada bastante. Nuestra cultura y la cultura de aquellos países que nos rodean no ha enseñado a practicar el sexo sin pensar en la procreación, algo tan importante no hace muchos años; ahora, algunos tenemos un verdadero problema con eso, porque nuestra pirámide de edad muestra claramente una gran cantidad de población anciana, cuando debería ser todo lo contrario, o al menos estar equilibrada. Pero no preocupa tanto como para dejar de echar un polvo sólo por placer, evitando los embarazos no deseados (y las enfermedades de transmisión sexual, ya que vamos a ello).
En esta parte del mundo es tal la despreocupación que tenemos por aumentar nuestra natalidad (otro tema sería estudiar si realmente es necesario hacerlo, o estudiar otras posibilidades), que nos centramos más en el acto sexual, si es de mayor o menor «calidad». Ya sabes, existen todas esos artículos sobre sexo: consejos para parejas, posturas más placenteras, cómo encontrar el punto G, algunos errores sexuales de los hombres… Incluso, yendo a la cuestión que planteamos, podemos encontrar muchos consejos sobre la concepción, ya que, paradojas de la vida, se da la circunstancias de que, cuando queremos procrear, nos encontramos con ciertos problemas de fertilidad, ya sea porque cada vez lo hacemos a edad más avanzada, o porque la calidad de nuestros sistemas reproductores cada vez es peor.
Como digo, esta teoría sobre hacer una especie de natalidad controlada y responsable según la zona del planeta donde el ser humano habita puede ser bastante complicada, no sólo en la práctica, sino también en la teoría, por todos los conflictos éticos o morales que pudiera plantear. Pero tenerla en cuenta no es una mala idea, ¿qué te parece?